domingo, 18 de mayo de 2003

Se busca perdedor

Las elecciones son el único evento en el que concurren varias opciones con ansias de obtener una victoria sin que ninguna de ellas admita haber perdido tras comprobar los resultados. El inexplicable milagro de que todos ganen, se repite inexorablemente comicio tras comicio electoral.

Tal vez en la convocatorias municipales algunos candidatos o coaliciones minoritarias consideren un fracaso no poder gobernar determinado Ayuntamiento, o no poder hacerlo con mayoría; pero los grandes partidos jamás aceptan no haber triunfado.

Así, mientras unos dicen haber logrado el mayor número de votos, otros aseguran tener más concejales o poder gobernar en los lugares más importantes, y los de más allá aseveran haber superado sus expectativas o mejorado su representación. Aquí el que no se consuela es por que no quiere y, quien más y quien menos, actúa como aquel ficticio argentino que, conversando sobre la derrota de su país en la guerra de las Malvinas, sacaba pecho y afirmaba: “los argentinos no perdimos la guerra, quedamos subcampeones, cheeee...”.

Ciertamente la vorágine electoral es insondable y está repleta de absurdos. Es difícil de explicar, sino imposible, que, por ejemplo, sólo el 20 por ciento de los ciudadanos no se manifestara en contra de una guerra y que el 34 por ciento de los votantes apoyen al partido que amparó esa acción bélica, o que, las zonas más afectadas por el desastre del “Prestige” y, por ese motivo, más críticas con las actuaciones de los gobernantes con respecto a ese asunto, respalden de nuevo a esos gobernantes. Debemos estar repletos de desviaciones masoquistas.

Por eso tampoco es tan descabellado que nuestros políticos afirmen ganar siempre sus batallas electorales. Al fin y al cabo tienen razón: los partidos recibirán una subvención estatal de 224 euros por cada concejal electo y 0,45 euros por cada voto siempre y cuando hayan obtenido algún representante.

Pero la lógica indica que cuando hay ganadores, siempre debe haber perdedores. La jornada de reflexión no debía ser anterior a las elecciones, sino inmediatamente posterior. Reflexionemos: ¿Si todos los políticos ganan siempre, quien pierde?. Búscalo, por favor.

En esta extraña competición sólo hay dos partes, los elegibles y los que eligen. Si ellos no pierden jamás, debemos ser nosotros los que perdemos siempre. Pero seamos optimistas, al menos hemos ganado en una cosa: se acabaron los insufribles quince días de bombardeo de propaganda electoral...al menos hasta las próximas elecciones

2 comentarios:

  1. dirigen el juego sin que nadie se dé cuenta, incluso jugando a perdedor

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  2. Veo que te lo lees todo. Efectivamente, dirigen el juego a su antojo, pero se acabó.

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